Experiencia SVE de Ares en Letonia

Hola a todos quienes nos estás leyendo.

Mi nombre es Ares, y he sido voluntario por el programa Erasmus+. Hoy os quiero contar mi experiencia a grandes rasgos y por qué os recomiendo iniciaros en esta aventura.

Como ya sabéis, -y si no, la información está a un clic- un SVE en Español o EVS en inglés es la realización de un proyecto en una asociación en un país extranjero.

Y, sí. Que mucha teoría está muy bien. Pero, tío: cuéntame qué has hecho. Qué ha sido tu EVS.

Mirad. En mi caso, todo empezó porque quería salir de España y quería vivir experiencias nuevas. He estudiado Derecho en Málaga, estudié en el Conservatorio durante 10 años, y acabé un máster en gestión de empresas deportivas. Incluso probé a estudiar unas oposiciones. Me di cuenta que eso no era lo que yo quería. No era lo mío. Así que, tras una charla del embajador de Filipinas en España ofrecida en la Universidad en 2014, empecé a darle vueltas a la cabeza acerca de cómo salir.

Claro. Decir: quiero salir, es sencillo. Otro cantar es comprar el billete de ida sin vuelta, ¿No?

Pues tiempo después -con lo cual no puedo decir que no maduré la decisión-, empecé a buscar información acerca de voluntariados alrededor del mundo. Y, en especial el EVS. El EVS te da y me dio la oportunidad de salir de España, dentro de Europa. Creedme. Europa es aun como “estar en casa”. Al menos así me he sentido yo.

En un principio -como Víctor sabe-, yo quería ir a Finlandia. A ver. Yo quería salir de España y quería algo diferente: yo quería un desafío de verdad. No buscaba la típica foto con el monumento que todo el mundo tiene en facebook, como la Torre de Pisa. Que sí, que es muy bonita,  pero, la foto no era lo importante. La experiencia sí lo era.

Finlandia es realmente diferente.

Lo más importante: el proyecto. Lo remarco: EL PROYECTO. Podéis elegir bien el país o bien el proyecto. Si eliges un proyecto que te gusta, el país te va a gustar sí o sí. Vas a estar a gusto. Y eso lo es todo.

En mi situación, el proyecto que yo quería era: trabajar con niños, adolescentes prioritariamente, en el ámbito deportivo y en la música.

Yo soy un apasionado del deporte. Es lo que más me gusta. Lo veo como jugar todo el tiempo. Mi proyecto versaba de eso. Sin embargo, ha sido mucho más que eso.

Entonces Víctor contactó conmigo diciéndome: Ares, una vacante de última hora para ir a Letonia, un proyecto como el que tú buscabas en Finlandia. -Previamente, en Finlandia ya habían elegido un voluntario-. La voluntaria que debía ir a Letonia, finalmente no puede por motivos personales. Sí. Casualidad. Como cuando quieres algo, no te lo dan a la primera y de repente, ¡Zas! Casi de broma, lo tienes. Moraleja: no desistas a la primera. Al menos aguanta un poco.

La alegría se apoderó de mí. No de mi madre, os lo aseguro. Entonces, me marché. Casi con lo puesto. Mis padres y mi hermano en Italia, yo en Málaga solo, en el aeropuerto. Suena triste, ¿Eh? Bueno, eso era sólo la primera lección: quien está sólo es quien quiere sentirse sólo. Y yo no me sentía solo. Entonces, mis amigos aparecieron para desearme buen viaje.

Mi proyecto –volunteer 4DC– empezó despidiendo a Christian, el anterior voluntario. Jessi, mi compañera entonces y amiga hoy día, trabajaría en su lugar. Yo, en cambio, iría a otro centro. Todo bajo una misma organización.

Fuimos 4 voluntarios, dos españoles y dos portugueses, aunque podría decirse que uno de los portugueses era más búlgaro. Al menos, creo que él se siente así.

Así, todo empezó con una estampa donde la convivencia con dos desconocidos se tornó en la convivencia con compañeros y, finalmente puedo decir que, amigo y compañero al que echo de menos. Sí, tuve algún encontronazo con uno de ellos. Pero bueno, se solucionó todo y nada de malos rollos.

Seguro que estás deseando saber qué he hecho durante 12 meses allí. Pues bien, te lo cuento aquí. Sigue leyendo.

Mis eventos, como ya os comenté antes, han versado sobre deporte y música. Pero hice mucho más. De hecho, empecé -junto con Jessi- con una presentación acerca de España: algo un poco formal para un colegio en Saurieši -localidad donde Jessi trabajaba y donde vivíamos todos-, en el Centro de día -nombre con el que se le conoce al lugar donde hemos trabajado-, en el Centro de día de Upeslejas -donde yo he pasado mi tiempo de voluntariado- y en Ulbroka: al igual que Upeslejas y Saurieši, dos localidades o regiones de Riga, dentro de Stopiņu Novada.

El Centro de día o Dienas Centrs es -aquí- una especie de centro cultural donde, la gente que usualmente va, realiza actividades de todo tipo, dependiendo el centro en sí. En el mío: kárate, electro-tecnología, gimnasia, baile, conciertos, teatros, usar el ordenador, ping pong, juegos de mesa, excursiones, y un largo etcétera.

Así, en el Centro he participado compartiendo la cultura española a través de la comida, preparando platos típicos de España y Andalucía, tanto en mi centro como en el de Ulbroka.

En cuanto me gané la confianza de los chavales de allí, empezamos a realizar actividades mayormente de carácter físico-deportivo: juegos típicos de educación física en el colegio, fútbol, volley, basket, balón prisionero, balonmano, ping pong, carreras, competiciones deportivas. Entre ellos, tengo que destacar la Semana Deportiva. En ésta, con la ayuda de mi compañero Gonçalo y Roberts -un joven natural de allí- hicimos un auténtico exitazo deportivo en el cual participaron hasta 33 niños. Increíble, teniendo en cuenta que, por aquellas fechas, solían aparecer por el centro entre 4-7 niños por día.

Otras actividades que he organizado y en las que he tomado parte en mi Centro han sido: conciertos, en Navidad, para el día de las Madres, para el día de las mujeres mayores y para un concurso tanto de solista como en dúo y en grupo.

Aprender a hacer jabón, decorar, arreglar, jugar, organizar y disfrutar. Simples tareas que se convirtieron en algo memorable.

Como os habéis podido plantear, ¿Cómo me comunicaba? Bien. Mi nivel de inglés era bastante mediocre al principio: un B1 para mí se quedaba corto, pero un B2 era demasiado. Para que os hagáis una idea. Así que, por fuerza, en mi apartamento la comunicación era 100% inglés 24/7.

Puedo decir que he aprendido inglés aquí. Al menos he mejorado como nunca. Es más, como actividades que realicé también se encuentran: clases de español y clases de inglés. A más de una persona. ¡Carajo! No era ninguna tontería -jaja-.

Otros eventos en los que he participado han sido: pintar camisetas, hacer un emblema para el Centro, cocina saludable, torneos de ping pong, de futbolín, día de la bicicleta, día del deporte en familia y cómo dibujar cómics.

Bueno, esto me está quedando un poco largo. Estoy intentando ser breve, pero un año da para mucho. Da para un libro, sinceramente. Pero no todo fue estar en el centro en alrededores. Hubo tiempo para hacer otros eventos, sobretodo aprovechando el verano. Como el gran evento del Día de la Juventud, en Ulbroka, donde jóvenes se unieron para realizar infinidad de actividades relacionadas con el deporte, el medio ambiente y la cultura.

Por último, en cuanto a actividades y experiencias que he vivido, puedo nombrar los “trainings” o encuentros con los demás voluntarios que, están simultáneamente haciendo sus respectivos EVS en el mismo país que tú. Una convivencia donde aprendes, compartes y vives. Impresionante. Ya sólo por eso, merece la pena la experiencia. Y tuvimos -como está estipulado- dos de ellos; el evento Boltik bike, en otra ciudad (Liepaja) donde, junto con Goçalo hicimos un concierto tocando a piano y guitarra.

Por otro lado, en cuanto a qué he aprendido durante este año -buah-. Qué no he aprendido. He aprendido cómo funciona la vida. Lo que yo creía, lo que yo pensaba. Lo que yo decía que era. Todo eso ha cambiado. Me he dado cuenta que, hay tanto que aprender y entendemos tan poco…

He viajado, he visto más mundo. He visto diferentes países, diferentes ciudades. He conocido culturas, he vivido dentro de ellas. He conocido personas. He ganado amigos. He conocido lo que es amar.

Me he dado cuenta de qué es lo que es realmente necesario para ser feliz. He entendido la diferencia entre quien no es feliz y quien lo es.

He aprendido a disfrutar de bienes inmateriales que no llenan el bolsillo, pero que tampoco lo vacían.

El EVS me ha hecho más maduro. El EVS me ha ayudado a priorizar mi vida. El EVS me ha hecho ver cómo estar aburrido es una opción, al igual que es ver 24 h al día como algo fugaz.

El EVS me ha dado la felicidad más absoluta.

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El EVS, ha merecido la pena.