Experiencia SVE de Francisco

Estimad@ lector/a:

Mi nombre es Francisco José Jiménez Campoy, profesor de secundaria y artista plástico granadino que encontró, de casualidad en internet la Asociación Internacional Joven. Y a través de ella, lo que iba a ser mi siguiente etapa desde principios de octubre del 2015 al pasado 22 de junio de este año 2016, una plaza SVE en un pueblecito del noreste de Polonia, cerca de la frontera con Rusia.

Mi historia desde el primer día de mi llegada al país, se ha basado en retos que se han ido planteando, desde la barrera de un idioma desconocido y con una merecida fama de difícil, hasta encontrarme en la más profunda cultura polaca, acentuándose ese sentimiento de extrañeza y a menudo soledad.

Pronto entendí por qué mi función en el instituto al que me habían destinado como voluntario consistía en animar a los jóvenes a utilizar el inglés como segundo idioma: el nivel generalizado era muy  básico, encontrando muchos obstáculos a la hora de relacionarme con ellos. En el Centro Cultural donde también colaboraba como profesor de dibujo y pintura, el problema era similar.

Pero la motivación al sentir amor por lo que se hacía, y la necesidad de evolucionar personalmente y extraer el máximo de la oportunidad regalada, ayudado por las personas de mi entorno, me animaban a dar lo mejor como voluntario en el pueblecito, y allá donde iba.

Personas como el que ocupó la figura del mentor, algunos voluntarios en concreto, gente de la organización de Málaga y Polonia y otros que se conocían por el camino, han sido los responsables de que hoy pueda decir que este SVE haya marcado un antes y un después de en mi vida, habiendo ampliado mis posibilidades de futuro, y habiéndome sacado de una situación en la que está(ba)mos muchos jóvenes por no encontrar algo a lo que dedicarnos en lo que sentir pasión, sentirte desarrollad@.

experiencia Fran Polonia - IIJ

Mi mayor prioridad fue aprovechar al máximo para conocer el país, su cultura y su gente, no habiendo sido necesario salir de él para encontrar la felicidad. Recorrí casi la totalidad de su geografía en autobús, tren, en bicicleta o andando, disfrutando y a veces padeciendo las diferencias de aquel clima; me mezclé con su gente hasta hacerme sentir casi como uno más (salvo por el perfecto dominio del idioma), y aprendiendo de sus tradiciones, festividades, en eventos como su día nacional, cumpleaños, conciertos… ¡hasta tuve la suerte de poder asistir a una boda polaca, y a su correspondiente despedida de soltero!

Al ver todo lo que se podía aprender mientras se disfruta de una experiencia como una estancia en el extranjero gracias al SVE de ERAMUS+, he animado y animo de corazón a todo aquel que veo con inquietudes de conocer, de viajar, y de pasárselo bien conociendo a gente que llega a ser tan importante casi como la propia familia, a realizar un Servicio Voluntario Europeo. El próximo curso, es mi mentor (Adam) el que estará en Málaga haciendo el suyo con AIIJ.

¡Suerte, y mucho ánimo!